Matthew Walker, neurocientífico, profesor de Neurociencia y Psicología en la Universidad UC Berkeley, fundador y director del “Center for Human Sleep Science” ubicado en la misma universidad, ha dedicado su vida a estudiar a fondo el sueño, la ciencia detrás del descanso y cómo impacta en nuestra salud física, mental y emocional.
En el año 2017 Walker publicó el exitoso libro "¿Por qué dormimos?" el cual ha sido bestseller internacional desde ese año y ha revolucionado la forma en la que entendemos el sueño.
El libro actualmente cuenta con 4.8 de 5 estrellas en Amazon, 4.37 de 5 estrellas en Goodreads y tiene alrededor de 213,871 valoraciones en Goodreads y casi 1,500 reseñas en Amazon.
A continuación, te compartimos 5 puntos clave del libro para que puedas implementarlas en tu rutina y mejorar significativamente tu descanso y calidad de vida.
El sueño potencia la memoria y la creatividad
Durante el sueño, especialmente en la fase REM, el cerebro consolida la información aprendida durante el día y la reorganiza, lo que mejora la retención de conocimientos y estimula la creatividad.
Si trabajas actualmente en algún proyecto o estás estudiando, dormir bien te hará más eficiente que quedarte toda la noche despierto.
El sueño regula tus emociones
El insomnio o la mala calidad del sueño desequilibran la amígdala, la parte del cerebro que regula las emociones. Dormir mal puede hacerte más irritable, ansioso y propenso a la depresión.
Conducir con sueño es tan peligroso como conducir ebrio
Según Walker, el sueño insuficiente es una de las principales causas de accidentes de tráfico y laborales. Dormir menos de 6 horas duplica el riesgo de accidentes por falta de atención y tiempo de reacción.
Dormir bien es el mejor seguro de vida
Walker demuestra que dormir entre 7 y 9 horas por noche no solo mejora el estado de ánimo, sino que reduce drásticamente el riesgo de enfermedades como el Alzheimer, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, obesidad e incluso ciertos tipos de cáncer.
No existe un “banco de sueño”
No puedes “recuperar” el sueño perdido durmiendo más el fin de semana. Las consecuencias de dormir poco durante la semana no se eliminan con una siesta prolongada. El daño, especialmente a nivel neurológico y hormonal, ya está hecho.